Sólo hace falta una muestra de sangre para detectar este posible biomarcador de resistencia
Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica del Hospital Clínico, cada año se diagnostican alrededor de 28.000 casos de cáncer de mama en España. De estos, entre un 15% y un 20% son del tipo HER2 positivo. Este subtipo se caracteriza por el aumento en la expresión o amplificación del oncogén HER2 en las células tumorales, asociada a un curso clínico agresivo.
Un estudio realizado por el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y médicos del Hospital del Mar, ha identificado que el grado de diferenciación de los linfocitos NK circulantes en sangre de pacientes con cáncer de mama
HER2 positivo es un marcador que consigue predecir con antelación el éxito o el fracaso de las terapias con anticuerpos monoclonales, que actúan sobre un factor en concreto de las células del tumor.
Se trata del primer estudio que identifica el grado de diferenciación de los linfocitos NK como un parámetro que puede condicionar su potencial antitumoral
La investigación se ha basado en el
análisis de muestras de sangre de 66 pacientes, en estudios inmunogenéticos y funcionales de los linfocitos NK de estas pacientes, y en el análisis de estas células en biopsias tumorales. Asimismo, la diferenciación de estas células se ha medido mediante la
cuantificación de linfocitos NK en sangre que expresan la molécula CD57.
Los resultados demuestran que los pacientes que presentan un número elevado de linfocitos NK CD57+ en el momento del diagnóstico tienen una mayor posibilidad de ser resistentes al tratamiento de quimioterapia y anticuerpos anti-HER2. A la vez, estas observaciones se complementan con estudios in vitro que muestran que los linfocitos NK CD57+, a pesar de ser funcionales, tienen una menor capacidad de división y, posiblemente, una menor capacidad para llegar hasta el tumor.
Es importante resaltar que el grado de diferenciación de los linfocitos NK, o el número de linfocitos NK CD57+,
varía en cada persona en relación con su edad e influencia de factores genéticos y ambientales. Un claro ejemplo sería el número y tipo de infecciones a las que ha tenido que hacer frente durante su vida. De este modo, el estudio identifica
el grado de diferenciación de los linfocitos NK como un
factor que podría condicionar la eficacia del tratamiento con anticuerpos anti-HER2.