Las investigaciones llevadas a cabo en el campo de la enfermedad intestinal inflamatoria han demostrado el papel clave que juega la microbiota, cuya actividad causa un impacto directo en la homeostasis, desarrollo y
respuesta del sistema inmune. A pesar de estas evidencias, son pocos los estudios que se han centrado específicamente en el estudio de la microbiota intestinal en la colitis ulcerosa, cuya incidencia en la población
pediátrica se está incrementando en los últimos años. Además, las terapias actuales representan un reto, ya que muchos pacientes no muestran una respuesta completa a las mismas.
En un
trabajo
publicado recientemente en la revista
Cell Host & Microbe se ha logrado determinar que,
en pacientes pediátricos, la composición de la microbiota intestinal se encuentra ligada a la gravedad, la progresión y la eficacia del tratamiento de la colitis ulcerosa. Los investigadores monitorizaron durante
1 año a 405 pacientes de nuevo diagnóstico con edades comprendidas entre los 4 y los 17 años, que fueron tratados con 5-ASA mesalazina o con corticoides. El estudio de la microbiota se llevó a cabo en diversas muestras
fecales y biopsias rectales tomadas al inicio del estudio y a lo largo del mismo. Además, se recogieron datos sobre el tratamiento, la actividad de la enfermedad y se realizaron análisis serológicos.
En pacientes pediátricos, la composición de la microbiota intestinal se encuentra ligada a la gravedad, la progresión y la eficacia del tratamiento de la colitis ulcerosa
Los resultados demostraron que la progresión de la enfermedad se asociaba con la presencia de ciertos marcadores serológicos, así como con cambios en la composición taxonómica de la microbiota, cuya
diversidad era significativamente menor en momentos de actividad moderada-grave. Además, la enfermedad grave estaba relacionada con un incremento notable de bacterias de origen bucal, tanto en los análisis de las
muestras iniciales como en los de aquellas tomadas a lo largo del estudio, lo que sugería capacidades adaptativas específicas de estas cepas al entorno inflamatorio y aeróbico típico de la enfermedad. Finalmente, el
análisis de las muestras recogidas al inicio reveló, por un lado, que 21 unidades taxonómicas estaban asociadas con enfermedad refractaria y, por otro, que la composición inicial de la microbiota se relacionaba
con la respuesta al tratamiento. De este modo, la disminución en las bacterias intestinales típicas de la cavidad oral a lo largo del tiempo se asoció a una mejora de la gravedad de la enfermedad y potencialmente
favoreció la remisión.
Aunque se desconoce si los factores microbianos son causa o consecuencia en la enfermedad, este estudio evidencia la importancia del microbiota en la eficacia del tratamiento, lo cual abre nuevas vías terapéuticas y el
potencial uso de marcadores de microbiota en el
manejo de la colitis ulcerosa.
Referencia del estudio:
Schirmer, M., et al., Compositional and Temporal Changes in the Gut Microbiome of Pediatric Ulcerative Colitis Patients Are Linked to Disease Course. Cell Host Microbe, 2018. 24(4): p. 600-610.e4