La Cumbre Global Clima y Salud pide que impulsen la protección de la salud en su agenda y destinen más fondos climáticos mundiales a su preservación
El impacto del cambio climático en la salud cardiovascular, como su repercusión en la salud global de la gente ha sido y es uno de los grandes temas que se están abordando en la Cumbre del Clima de las Naciones
Unidas
celebrada del 2 al 13 de diciembre en Madrid. Diversos estudios han demostrado que la contaminación atmosférica aumenta el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular y cerebrovascular, hecho que pone de manifiesto que la
evolución de la crisis climática es también una crisis de salud pública a nivel mundial.
Un importante estudio publicado en la revista Int J Stroke establece que la contaminación causa el 7,6% de todas las muertes, representando la quinta causa de muerte a nivel global, y se espera que estos datos
aumenten en un 50% en 2050.
Otra prueba de la alarmante crisis climática en la que nos encontramos es el estudio publicado en la revista Environmental Research. Esta publicación estudia la asociación entre la contaminación del aire,
el ruido y el espacio verde con la gravedad de los accidentes cerebrovasculares. Los resultados demuestran que en un entorno urbano, el espacio verde y el ruido del tráfico en el hogar están asociados con la gravedad
inicial del ictus, lo que sugiere una influencia importante del entorno construido sobre la carga global del accidente cerebrovascular isquémico.
La crisis climática será culpable del 50% de las muertes en 2050
La protección de la salud frente al cambio climático es una de las medidas incluidas en la mayor parte de las agendas políticas de los países. No obstante, las conclusiones de la Cumbre Global Clima y Salud
indican que "solo un pequeño porcentaje de todos los fondos climáticos mundiales se destina al clima y la salud. Se necesita mucho más para la adaptación del sistema sanitario y para las intervenciones básicas de salud
pública que mejoren el estado de salud de las personas". Y es que en esta misma conferencia se ha demostrado que, aunque se están estableciendo medidas, la mayoría de los países no cuenta con fondos para hacerlas
efectivas.
La directora del departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, María Neira, destaca que
"a pesar de que muchos de los países han identificado que el sistema sanitario ya está sufriendo un impacto muy negativo de los efectos del cambio climático, los fondos para preparar mejor el
sistema sanitario, hacerlo
más resiliente, no se están canalizado y todos los mecanismos financieros que existen, como el Fondo Verde o el Fondo Mundial para el Medio Ambiente, no están respondiendo. Por tanto, la salud todavía no es una prioridad
para la designación de fondos".
Ante estos alarmantes datos se justifican las medidas preventivas en personas con alto
riesgo vascular.
La dilatación en la implementación de los esfuerzos para detener la crisis climática actual puede ser la semilla de una posible catástrofe mundial de salud.